HIJO MAYOR DE MARTIN FIERRO
En el Capitulo
12, Cuenta su
soledad y la pobreza en la que vivía. Trabajo como peón con
un patrón que hacia su vida un calvario. Pero un día mataron a un boyero y lo
culparon a él sin tener nada que ver, y el y dos más fueron a la cárcel. En tal
terrible soledad, oye el latido de su pecho y piensa en su madre, padre y
hermano. Cuenta que por más fuerte que sea el hombre, también sufre, gime, llora y calla metido en aquel
infierno. Lamentaba también el no haber aprendido a leer, y sufrió mucho al ver
que a otros presos los visitaban sus familias y a él nadie. En la cárcel no se permitía
hablar, ni matear, ni cantar, ni fumar. Luego les pide que guarden en su memoria lo que les acaba de decir, pues sino tendrán
que sufrir mucho si no creen en su verdad.
HIJO MENOR DE MARTIN FIERRO
Cuenta que vivió diez años entre extraños, hasta que lo encontró una tía
que le dio todo (cuidado, cariño, etc.) y lo nombro heredero de los bienes que
tenia. Al fallecer la vieja, heredo todo, pero como era menor el Juez le
confisco la herencia hasta que sea mayor. Le nombro un
tutor y paso al cuidado de este.
El juez trajo a un viejo medio cimarrón (salvaje), muy renegado y muy ladrón
que lo llamaban Vizcacha. Andaba rodeado de perros que eran todo su placer. Carneaba
a noche alguna res (vaca,
chancho, etc.) en el pago dejando allí el rezago, alzaba en ancas el cuero, que se lo vendía a un pulpero por yerba, tabaco y trago. Le tenía rabia a las
vizcachas. -"Cuando el juez me lo nombro tutor me dijo que era un señor,
me iba a enseñar a trabajar y darme la educación,
pero en realidad era todo lo contrario. Vizcacha, según un amigo mío, mato a su
mujer de un palazo porque le dio un mate frio. Soñaba siempre con ella y decía
que ella desde el mismo infierno lo estaba llamando a gritos."-
-"Solo me aconsejaba cuando estaba borracho."- Le decía que se
haga amigo del juez y nunca le lleve la contra; que nadie le tenga envidia; y
que si buscaba vivir tranquilo que no se case. Le aconseja que es necesario
llevar armas.
Luego de estos consejos se quedaba dormido por la borrachera.
-"El viejo vizcacha cayo enfermo y empeoraba. Entonces le traje una
curandera a ver si mejoraba. Al verlo dijo que tenía un tubérculo y no le dio
mucho tiempo de vida. Vizcacha le pedía a gritos al diablo, que se lo llevara
al infierno. Cuando ya no pudo hablar más, le ate una campana en la mano. Pero
al poco tiempo falleció."-
-"Cuando lo vi muerto, le cobre un miedo
terrible. Llame al alcalde y a tres o cuatro de sus vecinos. Los vecinos le pedían
a Dios que le perdone todo lo que había hecho. Sus amigos comienzan a contar
las maldades que hacía, como escupir asados ajenos. Esta costumbre se la quito un mulato
desertor que le llamaban barullo, quien una noche, luego de escupir el asado
Vizcacha, le largo una puñalada, pero el viejo gano la puerta y se fue."-
Luego el alcalde comenzó a registrar la casa. Encontró lazos, cabrestos,
coyundas, maniadores, una punta de arreadores, cinchones, maneas, torzales, una
porción de bozales, un montón de tiradores, y unas cuantas cosas más. Pero las
personas allí presentes empezaron a reconocer cosas, supuestamente suyas, y a llevárselas.
Cuando se fueron todos, el juez le dijo al huérfano que "el iba a ser el
heredero y el que se haría cargo de todo", aunque lo que había quedado
eran todas porquerías.
-"Al verme solo con el finado (muerto) y los perros me puse a llorar a
gritos. Me saque el escapulario y se lo colgué a mi tutor. Mientras tanto, los
perros, para aumentar mi miedo y mi tormento, se pusieron a llorar. Agarre lo
que era mío y me fui. Después me entere que esa tarde vino un peón y lo enterró.
Pero al otro día amaneció con una mano afuera, y según el enterrador, que se la
había comido un perro. Por mucho tiempo no pude saber lo que me pasaba. Todas
las noches soñaba con viejos, perros y guascas (látigos)."-
-"No volví por lo del juez, por miedo a que me nombre a otro tutor. El
juez me había prometido que cuidaría de mis cosas hasta que tenga 30 años y sea
mayor de edad. Viví por ahí y fui víctima del más desdichado amor con una
viuda. Fui a ver a un adivino para ver si me curaba de todos esos males que me habían
ocurrido, y me dijo que me habían hecho daño en un mate
y me habían querido embrujar, y me paso una pluma de avestruz. Me dijo que la
causante de esto había sido la viuda y que probara una receta, pero esta no
curo mis males. Me dio otra pero tampoco funciono. Finalmente me dijo que le
corte tres motas a un negro y que las hirviera en leche. Pero como ninguna funciono, me fui a ver al cura y este
me dijo que la viuda no se podía casar porque se lo había prometido a su marido
moribundo, y que entonces me aleje de la mujer. Pero el cura le dijo al juez
que yo era un cabeza dura y no tenia compostura, y este me echo a la frontera"-
PICARDIA (HIJO DE CRUZ)
-" Me
quede huérfano y no pude conocer a mi padre, siendo mi madre Inocencia me
llamaban Picardía. Primero me llevo a su lado un hombre para cuidar las ovejas,
pero todo el día eran quejas y guascazos. Luego me fui a Santa Fe buscando
mejores fines, pero también me fue mal. Ya pensaba en volverme, cuando salieron
unas tías que quisieron recogerme. Ellas se pasaban el día rezando, y luego me
obligaron a mí. Yo rezaba sin dificultad todo el día pero a la noche no podía.
Por culpa de una morena que me hacia tentar, rezaba pero me equivocaba. Y un día
me aburrí de esos enredos y me fui."-
-"Anduve, siendo pobre, de lado a lado. Pero cuando empecé a ganar
plata, me tuve que volver. Cuando vine me enrolaron en la Guardia Nacional.
Comenze a trabajar en combinación con el dueño de una fonda (especie de hotel-casino), jugando cartas y peleando a la gente. Hacia trampas así
los clientes se entusiasmaban o se ponían nerviosos
y jugaban más. Como hacia trampa con arte y no me descubrían lo hacía en todos
los juegos."-
-" Un día,
un vendedor ambulante napolitano se vino a jugar haciéndose el chiquito para
sacarme ventaja, pero perdió todo, y se puso a llorar mientras yo me llevaba
toda su mercadería. Seguí ganando, hasta que se presento un Oficial de Partida,
que era ñato (de nariz chata), que me exigió que pagara una multa porque el juego estaba
prohibido y que me iba a llevar al cuartel. Dos veces nos encontramos y dos
veces lo insulte. Todo se complico, cuando intente conquistar a la mujer que le
gustaba al ñato, y ahí se me declaro enemigo."-
-"Me escape de él en muchas oportunidades, hasta que me agarro en las
elecciones, y me quiso obligar a votar por quien quería el Comité. Pero le dije
que "Respeto al que
me respeta, pero el naipe y la boleta nadie me la ha de tocar". En ese
momento cayo la policía y fui a parar al cepo por no querer pelear."-
A los pocos días, hicieron citar la gente para reunir un contingente y
mandar a la frontera. La mayoría eran los que no habían votado por el que la
Partida quería. Llego el Comandante y comenzó a explicarles uno por uno porque
los mandarían a la frontera. Luego empezaron a acumularse más personas, y
aunque sus familias lloraran y pidieran compasión, era inútil
-"Luego llego mi turno y estaba asustado. El comandante me decía que
era un jugador, un vago un picaflor, y que había de ser un bandido como mi
padre, a pesar de que no lo conocía. Me empeñe en averiguarlo, y me entere que
era el guapo sargento Cruz. Yo conocía bien su historia y jure tener enmienda.
Todo conseguí olvidar, pero el nombre de Picardía no me lo pude quitar."-
-"Serví en la frontera en un cuerpo de milicia, por culpa de un ñato.
Pero allí trabajaba y se hacía sacrificio, y no pagaban nada ni daban ropa. El
comisario cuando venía con la paga, por "mala suerte" esta era del
contingente anterior. Cuando se cansaban de alguno de nosotros, lo largaban sin
ropa ni nada para que vuelva a su partido, sin darle ningún papel que acredite
su servicio."-
-"En
la frontera lo pasaba como todos, pero cuando me eligieron asistente mejor, en
cierto modo, supe hacerme lugar al lado del Ayudante. Este se la pasaba siempre
leyendo porque quería recibirse de fraile, era delicado, pero jamás lo vi
disgustado. La gente lo aborrecía y lo llamaba "La Bruja", aunque lo único
que hacía era recibir las raciones de víveres y de vicios. Pero los milicios decían
que yo y la bruja los estábamos traicionando a todos con sus raciones. Esto no
era cierto, porque nosotros los traíamos, pero lo recibía el comandante, que
sacaba cuanto quería. Luego pasaba al oficial de semana, al sargento, al cabo y
por ultimo recién al soldado, y cuando llegan a este ya casi no quedaba ración.
El vestuario era otro infierno; si lo daban, llegaba en invierno el de verano,
y en verano el de invierno. Por estas razones parece que el gaucho tiene algún pecado que
pagar."-